miércoles, 21 de marzo de 2012

Colores amanecidos.

Ayer dibujé un corazón en mi pierna derecha, arriba de la rodilla, con lapicera azul.
Hoy amanecí somnolienta y desconcertada pero con el corazón azul intacto.


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Me colmé de amor al notar que de las sabanas sobresalían sus medias rayadas con punta anaranjada. Intenté buscarlo con mis pies pero justo los escondió para arrollarse como un ovillo a mi lado.

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Sus ojos legañosos estaban oscurecidos por el maquillaje que había olvidado quitarse la noche anterior. Se acercó para besarme la frente y al volver arrastrando su cabeza manchó la almohada de negro hollín. 

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Desperté sin sobresalto al oler una suave menta que acariciaba mi nariz. Como una llovizna empezaron a caer pequeños tréboles que pintaron la cama de verde y buscamos juntos el que tuviese cuatro hojas.

viernes, 9 de marzo de 2012

Ternura.

Suena una, dos, tres veces y me atienden en seco:
-          Veterinaria Cabildo
-          Si, hola, llamo para hacerles un par de consultas.
Hace silencio, la mujer de voz ronca no me responde, espero un segundo y le pregunto:
-          Tengo que castrar a mi gato, es macho, ¿cuánto me saldría?
-          La castración sale doscientos diez pesos.
-          Ajam, y ¿es con turno?
-          Para sacar turno debes llamar por la mañana, de diez a doce.
-          Ajam… llamaré, gracias.
Cuelgo, me quedo pensando si será doloroso, si va a sufrir el post operatorio.  Me mira desde su cuna armada improvisadamente con toallas descoloridas y agujereadas. Pongo el agua a calentar para tomar unos mates con yerba que me trajeron de Uruguay, que se supone es la mejor.
-          Silvi ¡hola! …si, ya averigüé. Saldría doscientos diez pesos… ¿mañana mismo?... no creo porque es con turno y hay que llamar solo por la mañana asique eso te lo dejo encargado a vos, ¿puede ser?...ah! que tonta, olvidé preguntar eso… vuelvo a llamar y te llamo. Beso.
Me sigue mirando pero ahora lo tengo a los pies, ronroneando. Me enternece de sobremanera sus ojitos pardos, su expresión pícara y delicada a la vez. No, no te va a doler nada, yo te voy a acompañar.
-          Hola, discúlpame te vuelva a molestar, recién te llamé por lo de la castración de mi gatito y olvidé preguntarte cuales son los requerimientos previos a la intervención.
-          Tiene que estar doce horas de ayuno, ni comida ni agua. – me explica sin saludarme.
-          ¿Ni agua?, la interrumpo.
-          Nada en el estómago, es por la anestesia. ¿Pesa más de dos kilos ya?
-          Seguro que si, ¡está re gordito! Come todo lo que le dejo en su plato, le doy dos veces por día el alimento ese…el Kiten, el de cuatro a ocho meses.
Lo agarro con la mano libre, la otra sostiene el teléfono,  tratando de sentir su peso como si fuese un pedazo de peceto recién cortado en la carnicería. Pesa y se balancea, apretó un poquito.
-          Asumo que tiene las tres vacunas dadas – su voz ronca se vuelve aun más áspera y roza un aire de prepotencia.
-          Claro que sí – cómo es que se anima a suponer que no cuido a mi gato - ¿cuáles eran? - respondo antes de dejarla contestar - le dimos la triple felina dos veces y la antirrábica hace una semana.
-          Vas a tener que esperar al menos una semana más para cástralo entonces.
A lo lejos veo que de la pava empieza a salir humor y me irrito, suelto al gato y cae bruscamente en cuatro patas, miro el calendario, hoy es mi franco semanal, tendría que llevarlo el próximo miércoles que es el cumpleaños de treinta y dos de Silvana. El festejo sería en su casa que me queda a dos horas en colectivo directo u hora y media si me tomo dos. Pensaba regalarle una maceta con rayitas de colores pintada a mano por mí y de repente recuerdo que aun no compré los materiales. Ahora la pava chifladora me aturde, le agradezco la información y ambas colgamos el teléfono, creo que ella primero.
-          Silvi, yo otra vez, ¿podes creer que se me pasó el agua? … para mate sí, bueno lo del gato, vamos a tener que esperar una semana por lo de la vacuna…si, se puede complicar…sí, estoy un poco enojada, ¿se me nota? No es con vos eh, encima la mujer era tan antipática...En fin, el problema es que caería el día de tu cumple, no, no, ¡no voy a faltar! Es más, pensaba hacer unas galletas de canela… ¡si las que te gustan! … ¿Qué hago entonces? ¿espero quincena días? … eso fue la cadena, tenía que venir al baño Sil…bueno me fijo, sí, dale, besito.
Ya no está a mis pies, los busco con la mirada, hago unos pasos y lo encuentro en mi cama, echadito, hecho un ovillito. Me enternece, sí, de sobremanera.

martes, 6 de marzo de 2012

De lo ambiguo.

-          Que vieron hoy de nuevo?
-          Nos enseñaron que Dios está en todas partes.
-          Si, está en todos lados y a toda hora. Podes hablar con Él cuando quieras.
-          En cualquier momento? No está ocupado con otros?
-          Siempre tiene tiempo para cada uno.
-          Siempre… Y también nos mira todo el tiempo?

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-          Tuve un sueño raro hoy.
-          Una pesadilla?
-          No, fue un sueño sin sentido, fantástico, irreal.
-          Contámelo!
-          Antes del desayuno, no.
-          Por qué?
-          Podría hacerse realidad.

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-          Ah! Espera un segundo…siento como si esto ya lo hubiese vivido.
-          Es un Déjà Vu! Que sentís?
-          Ya estuvimos aca parados conversando de lo mismo.
-          Y que pasará luego?
-          Preferirías no saberlo.

viernes, 2 de marzo de 2012

Desacuerdo, en.


-       Deberíamos ir hacia la derecha para empalmar con esa ruta.
-       A la izquierda hay que girar, sino estamos regresando.
-       Como regresando? No, no digo un giro de °180 sino doblar un poquitito.
-       Cuanto es un poquitito, °90 grados?
-       Si agarramos a la izquierda corremos el riesgo de volver donde paramos hace diez minutos.
-       Hace diez minutos estábamos parados como en dirección a la ruta. No sé cómo llegamos acá.
-       Yo tampoco.

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-       Por qué no hay más papel?
-       Se debe haber acabado.
-       Anda a comprar más entonces.
-       Te toca a vos ir a comprarlo, es jueves.
-       Los jueves yo cocino, no hago las compras.
-       Al revés, los jueves vas al súper y cocino yo. También lavas.
-       Lavar y comprar el mismo día? Me estas cargando.


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De algo hay que morirse, me dice. Como que de algo hay que morirse, le grito.
Todos se mueren de algo al final, es lo mismo, me contesta.
No da igual morirse de cualquier manera, le increpo.
Se da vuelta, dándome la espalda, y se prende un cigarrillo.